jueves, 15 de octubre de 2015

¡Qué genio!


Cuando el genio salió de la lámpara y observó cómo estaba el mundo le prometió a Aladino que no le concedería tres deseos sino ocho siempre que el primero de ellos le fuese cedido a  él en exclusividad. Aladino no entendía por qué el genio necesitaba un deseo, pero hizo cuentas y comprobó que ganaba cuatro deseos con la oferta del genio. Aladino, que de tonto no tenía un pelo, se puso muy contento y aceptó. 

Aladino dijo: mi primer deseo es cederle al genio el privilegio de pedir mi primer deseo. El genio tomó la palabra y proclamó en voz alta: mi primer deseo es volver a la lámpara y no salir nunca más de ella.



1 comentario: