miércoles, 28 de octubre de 2015

In the office ...



En la oficina; día común, aburrido como cualquier otro, salvo, y no es que se notara entre los compañeros, porque Estrella acababa de ser madre. Todos sentados, como siempre, impávidos en el gesto, adusta la mirada, extraños conviviendo durante años pero moviendo papeles de un lado hacia otro, dejando pasar el tiempo sin cruzar una mínima mirada interesante.

Suena el teléfono. Insistente. Todos simulan estar ocupados. Lo normal. Descuelgo el auricular y oigo una voz conocida, la voz de Estrella. Un torrente de palabras ininteligibles acompañadas de un llanto estremecedor llegó a mis oídos. Intenté calmarla pero fue en vano. Estrella no tenía familia en la ciudad, apenas amigos, su compañero la había abandonado nada más regresar del hospital, y tanta debía ser su desesperación, que su último recurso era recurrir a los compañeros de trabajo. Dolía tanta tristeza; tanta soledad.

La desesperación de una persona necesitada de ayuda podía hacer cambiar el rumbo de una oficina sin alma.

Colgué el teléfono y me puse a mover papeles de un lado hacia otro.


3 comentarios:

  1. Te recomiendo hacer un poquito de yoga, ¡no veas como relaja las mentes atormentadas de los buenos escritores que escriben cosas tristes...!
    Apúntate, ¡en serio! Repite conmigo: Ommmmmmmm, Ommmmmmmm...

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  2. Llevo repitiendo "Ommmmmmmm, Ommmmmmmm" toda la mañana y esto no funciona. Probaré con pilates.

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  3. El pilates es el hermano "vago del Yoga" si no has llegado al Nirvana con el Ommmmmmmm, mal te veo...
    Tengo mucho que enseñarte...
    Jajaja.

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